domingo, 3 de enero de 2016

FELIZ 2016

     Siempre he dicho que mis años y por lo tanto, mis balances, no coinciden con los del calendario, sino con las estaciones y el cambio que marca el final del verano y el comienzo del curso. Nunca he dejado de ser estudiante y ahora soy profe así que quizá tenga mucho que ver. No obstante, estos momentos de cambio "artificial" marcados sobre el papel y a golpe de copa y cubierto (ejem) me sirven también para hacer balance.
     Y éste pues... es casi inmejorable. A principios del curso pasado me hice una lista de objetivos que he cumplido con creces. El principal era avanzar con el francés, me había propuesto pasar más de un nivel y al final conseguí hacerme tres cursos de un tirón y me acredité para los programas de docencia bilingüe.
     El resto de objetivos eran secundarios o incluso  terciarios... típicos propósitos sobre hacer deporte,  renovar la terraza, bajar de peso o salir más a pasear,  que en general no he cumplido y tampoco me preocupa, porque lo mejor me llegó, sin duda, en la última parte del año, y cambió radicalmente todo lo demás. Pasé las oposiciones hacía tanto que ya casi lo había dado por perdido, y como es el fruto de tanto esfuerzo, me ha permitido recuperar un poco (solo un poco...) la fe en el trabajo y la perseverancia por encima de la caprichosa aleatoriedad de la vida.
     Por fin soy profe y estoy feliz, aunque tengo poca jornada, poco sueldo y he descubierto que la docencia es una profesión mucho más precaria que lo que yo había imaginado (próximos capítulos).
Al final, el 2016 se me presenta mucho mejor de lo que hubiera podido imaginar hace sólo cuatro meses, con bastantes retos, eso sí, pero todo ellos abordables a base de horas de trabajo y renuncias personales, claro. Es curioso cómo te puede cambiar la vida una simple llamada... 
¡¡FELIZ 2016!!

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