lunes, 12 de octubre de 2015

CAMBIO RADICAL

     En un libro que leí de niña decían que "cuando menos te lo esperas sucede lo inesperado", es una redundancia graciosa... y efectivamente, cuando ya tenía perdida totalmente la esperanza, emprendidas otras estrategias vitales y me empezaba incluso a plantear establecerme geográficamente al otro lado de la frontera e "innovar" laboralmente... me llegó lo inesperado: la llamada a las aulas.
     No voy a relatar todo el periplo pero diré que los primeros diez días fueron un auténtico caos, mucho coche, muchos nervios y mucha muuuuucha incertidumbre. 
     Unos días antes de la llamada había estada dejando currículums a diestro y siniestro, es decir en  tiendas y supermercados que es donde una licenciada en letras puede encontrar "algo". Y la verdad... estaba desmoralizada. La única entrevista que hice terminó prácticamente en el minuto uno, en cuanto dije mi edad, mi estado civil y que no tenía hijos. De las condiciones que me ofrecían prefiero no hablar porque me da impresión sólo rememorarlo. También habíamos comenzado una tímida búsqueda de casa, cansados ya de "regalar" casi mil euros en alquiler a propietarios avaros, soberbios y caraduras. De lo que nos enseñaron el par de inmobiliarias que nos llamaron (algunas ni se molestaron sin tener el documento de compromiso de financiación de algún banco) mejor tampoco comento mucho, porque eso... daba risa lacrimosa, era para llevarse las manos a la cabeza o no parar de reír mientras duraban las visitas... y se supone que es buen momento y que los precios han bajado mucho... pues eso, sin comentarios. 
     Y de repente, en cuestión de días, tuve que agenciarme un coche, buscarme un apartamentín a más de 200 km de mi casa y plantarme cada día delante de una clase. 
Éstas no son mis aulas... dónde va a parar, no tenemos tanto glamour de momento... 
     Soy profe en un insti bastante majo y doy clases en castellano y en inglés. Tengo buen horario, pero la verdad es que me paso el día preparando materiales y power points, buscando vídeos, pelis, libros, juegos... Estoy a media jornada y aún así tengo un sueldo digno, no van a echarme si decido ser madre y me pagarán las vacaciones. Eso sí... me han cargado con una asignatura nueva que es bastante "lamentable" conceptualmente (próximos capítulos), tengo que preparar tooooodo el material en inglés de otra que tiene los días contados porque la Lomce la jubilará con el final de curso (algo todavía más lamentable), soy profe de filo pero no voy a dar filo y la mayoría de mis alumnos acaban de salir del colegio y apenas pueden prestar atención más de diez minutos seguidos (diez... pero qué maja soy...jajajaj). Tengo una situación de "multiculturalidad" bastante elegante, con algunas guardias de recreo digamos... "tensas" y una diversidad de niveles de aúpa. Estoy sola en un pueblo y una región desconocidas, lejos de mi familia y mis amigos y no sé lo que va a ser de mí más allá de este curso. 
     Y sí, estoy contenta, mucho: por fin estoy haciendo lo que quería hacer, y lo que creo que puedo hacer mejor. Crucemos los dedos... 

miércoles, 26 de agosto de 2015

MI PLAYA

     Hay gente que tiene una casa, gente que tiene un pueblo, gente que tiene un coche o una autocaravana, gente que tiene un trabajo o incluso una empresa. Yo no tengo ninguna de esas cosas, y al paso que voy puede que no las llegue a tener nunca. Pero... tengo una playa. 
     Cuando todo el mundo está cogiendo aviones al otro lado del planeta o tragándose atascazos insufribles hacia las costas peninsulares, yo cojo mi bici y me planto en "mi" playa. Porque sí, porque es mía, porque yo la disfruto y la sufro todo el año, porque yo la visito los días lluviosos de invierno cuando nadie se acuerda de ella. Porque yo me llevo los bocatas en albal para comer en la arena cuando de septiembre a junio no hay ni rastro de los chiringos y baretos en los que había que hacer cola en verano. Porque soy la única que pide una docena de churros calientes en febrero en el único puesto abierto en cinco kilómetros a la redonda. Porque cuando la vida cotidiana me supera, flotar en sus aguas mirando al cielo y a las rocas me reconcilia un poco con el mundo. 
     Por eso ayer me fui a mi playa a pasarme las horas entre arena y salitre... porque mañana vuelvo a la dictadura del despertador y poco me queda ya para regresar también a la del cuaderno y el tupper. Y tengo muy pocas ganas, muy pero que muuuuuuuuuuuuy muuuuuuuuy pocas ganas...uuuufffff... 
     Aunque por otra parte, estoy deseando ya que termine esta semana y empiece Septiembre, un mes que me encanta porque mi playa se vacía pero aún hace calor para bañarse y pasear al atardecer, un mes de sentimientos encontrados sobre el pasado que se ha ido y a nuestro parescer fue mejor, y el futuro que tenemos que encarar y que da una pereza terroríííííííífica... 

miércoles, 5 de agosto de 2015

VACACIONES

     Por fin estoy auténticamente de vacaciones. Después de casi dos años seguidos de curro mental bastante intenso y del desgaste físico que acompaña (madrugones, tupper en ristre, tren, bus, metro y más tren, bus y metro, cocina, casa, compra y más cocina, casa y compra, etc...), ya era hora de tumbarme a leer a la bartola...
    Más concretamente, a la sombra del jazmín y la buganvilla después de largas y tardías sobremesas.
     De pasarme el día en remojo entre cloro y salitre.
     Y de cenar, muuuuuy entrada la noche, cosas que no puedo hacer habitualmente en mi cocina de casa.
     Estoy intentando no pensar demasiado en la vuelta a la rutina y en el nuevo curso, al menos no de forma angustiosa, sino al contrario, concentrándome en las cosas nuevas que me esperan, o en el nuevo enfoque que les quiero dar a las de siempre. Ya veremos... ahora toca seguir sin preocuparse demasiado por nada. 

viernes, 31 de julio de 2015

LECTURAS ESTIVALES III: CASA DE VERANO CON PISCINA

     Nada más leer la cena supe que leería la siguiente novela de Herman Koch. He tardado un poquito pero al fin he sacado unos días para leerla. 
     No sé muy bien explicar por qué, pero no está a la altura de la anterior. La Cena es de ésas novelas casi redondas, en las que todo encaja bien, en las que el ritmo, el estilo, la mezcla de descripción y diálogo, la temática y las reflexiones entre líneas del autor que incitan a su vez a reflexionar al lector bailan acompasadamente. Uno disfruta de la lectura, se indigna, piensa, se sorprende...todo al mismo tiempo y sin darse cuenta. En casa de verano con piscina no es exactamente así. 
     La he leído con gusto, me ha hecho dar más vueltas a esas cosas que me rondan siempre la cabeza... el destino evolutivo de la especie, el del individuo, el lugar de la mujer, las diferencias entre sexos, la violencia, el papel de la cultura... 
     Quizá sea eso, que me ha hecho pensar en demasiadas cosas al mismo tiempo. Tal vez peca de ambiciosa, e intenta abarcar demasiado, comprender demasiado, penetrar en demasiadas cavernas del ser humano en un sólo paseo. 
     El final me resultó un poco facilón e inverosímil. Supongo que cuando hay demasiadas cosas que resolver y el recurso al plumazo es muy socorrido. 
     De todos modos me parece muy recomendable. Algunos personajes como el actor, el propietario de la casa de verano con piscina, e incluso el personaje principal, el médico, están soberbiamente retratados. 
     Para mí ha sido una lectura vacacional muy interesante, pero quizá para algunos sea un poco amarga para una hamaca al borde de la piscina. 

martes, 28 de julio de 2015

LECTURAS ESTIVALES II: KITCHEN

     Como soy bastante fan de Murakami, alguien me recomendó hace tiempo leer algo de Banana Yoshimoto. Me dijeron que seguramente también me gustaría y cuando vi un título como "Kitchen" no lo dudé: me apasiona todo lo que tiene que ver con cocinas, creo que son los lugares más importantes y vitales de una casa, donde la vida se cuece...jeje. 

     Sin embargo, debo decir que el libro no me ha gustado. Quizá la traducción del japonés no era muy buena, porque la prosa me parecía rara y los diálogos más todavía. Los personajes dicen o piensan las cosas en un formato forzado muy extraño, al menos para mi gusto. 
     Tiene, no obstante, algunos momentos muy bonitos, tanto en descripciones de atmósferas como de estados de ánimo. 
     
     Pero lo peor fue el final, o debería decir el no final... porque yo me quedé más o menos como estaba...como si hubiera decidido cerrar el libro por una página cualquiera para proseguir la lectura otro día, pero sin proseguir, porque no hay más, claro... 

     
     Quizá debiera haber elegido alguna de sus novelas más maduras, y no justamente la primera, por eso no descarto volver a intentarlo con algún otro título más adelante. Pero la verdad es que no sé si recomiendo mucho Kitchen, simplemente diría que es rara, pero no rara en plan bien, como algo que destaca por salirse de lo común, sino rara sin más, raruna... 

domingo, 26 de julio de 2015

LECTURAS ESTIVALES I: BIG BROTHER

     Este libro me lo dejó hace poco una amiga. Yo había visto la adaptación cinematográfica del libro más famoso de la autora “We need to talk about Kevin” y no tenía ni idea de que la novela tuviera tintes biográficos
     Me ha gustado porque el tema de la comida es un tema, digamos, recurrente en mi vida. Me gusta comer desde mucho antes de tener uso de razón. Recuerdo que siemmmmmpre le preguntaba a mi madre de camino del colegio a casa "¿qué hay de comer?” y que, mientras otros niños estaban totalmente absortos en el juego, yo me impacientaba porque llegara de una vez la merienda. Me he puesto a dieta varias veces en mi vida, pero seriamente diría que dos. Cuido mucho lo que como, lo que compro, lo que cocino y cómo lo cocino, no me gusta la comida basura y no sufro por no poder comer un pastel sino por no poder comer un platazo de paella.
     Lo que no me ha gustado del libro es esta visión que, a mí, me parece superficial y muy típica, de lo que es la gordura, la obesidad. La idea de que un gordo lo es porque se ceba a madalenas y nata montada, porque se pega atracones de dulce a cualquier hora. La idea de que la obesidad se construye sobre la base de la frustración y la insatisfacción, de los traumas infantiles de abandono, falta de atención, de amor…bla bla bla…
Qué fea y desafortunada es la portada de la versión en castellano de Anagrama.

     Sin embargo, he pasado un buen rato leyendo, ha sido una lectura entretenida y me ha hecho pensar en mi propia experiencia con la comida, en esa lucha constante por unos cuantos kilos de más. He reflexionado, tal como hace la protagonista, sobre la relación entre esos kilos y la felicidad, y la verdad es que he llegado a la conclusión de que la felicidad que me produce tener un peso adecuado está bastante abajo en mi gradiente de bienestar vital. Quiero decir que cuando pienso en las épocas de mi vida en que he sido más feliz,  o de las que tengo recuerdos más agradables y vívidos, mi peso era dispar. Y cuando pienso en las cosas que me hacen feliz, mi imagen y esa agradable sensación de ligereza física (porque es muuuuy agradable), no están ni siquiera en el top ten, o justo justo.  Pero me importa, porque una cosa es un ligero sobrepeso, más por falta de ejercicio que por mala alimentación, y otra la obesidad. Porque una cosa es llevar la 42 o la 44, y otra no poder comprarte ropa donde todo el mundo, no caber en el asiento de un avión o evitar las terrazas de los bares cuyas sillas tienen reposabrazos. 
     Y dicho todo esto... 

     Una cena muy atípica en mi casa, porque no soy nada de hamburguesas, no entiendo muy bien qué les ve la gente y ni siquiera me parecen una comida propiamente dicha, un plato, sino una especie de quitahambres excesivo. 

jueves, 23 de julio de 2015

MI BICHO PALO PALIIIITO PALO ES

     Cuando entré por la mañana en la cocina me pareció que había unas bolitas verdes raras sobre la encimera de la columna del horno y el micro. Como desde mi vuelta de la France tengo pequeñas invasiones de minihormigas, ando muy al loro si no dejo algo limpio, así que quité la lata del café y otras cosas que tengo junto a una planta pero no vi nada raro. 
     Ya pasado el medio día, cuando me disponía a meterme en los fogones, abro la puerta de la cocina y... ¡¡¡zaaaaaaaasss!!! en toda la cara... 
    ¡¡¡Oooooh my Good!! ¡¡Ooooh my Good!! ¡¡Oooouuuuu myyy Gooooood!!
     Ahí estaba, largo como un palulú, moviendo sus antenas y con unas cositas rojas en las patas delanteras. Sé que más de uno me llamará estúpida, y pensará que menuda cosa, que haberlo cogido con un tarro o algo y haberlo echado fuera. Pero yo no sabía qué hacer... sólo había visto alguno por el jardín de la entrada y ahí no son ni molestos ni grimosos, son súper guays... ¡¡hay un bicho palo en la entrada!! jaja qué gracia... porque no está en tu cocina, donde tienes que ponerte a hacer unos canelones ni comiéndose tu planta... 
     Al principio me estuve un buen rato sin saber qué hacer.., no sabía si se movería (que claro que se movió y bien rápido) ni incluso si podría volar o saltar (aunque yo no le veía alas, pero con los insectos nunca se sabe, a veces despliegan cosas raras). Le saqué unas cuantas fotos para inmortalizar el momento y luego, con mucha menos templanza de la que sería digna de un adulto de mi edad (ejem...) bajé la planta al suelo y la fui empujando poco a poco con un pie hasta llevarla al balcón de la cocina. Una vez fuera cerré todo bien y me puse a los fogones. 
     Pero la cosa es que el individuo o la individua palo, jajajaja, se estaba jamando mi planta y tenía que echarlo de allí y volver a meterla en la cocina. Me costó lo suyo porque se agarraba y se movía rápido, y yo no quería que volviera a entrar en mi cocina así que lo dejé ahí agarrado a la barandilla, hasta que llegó el refuerzo marital y lo lanzó de nuevo al jardín del que nuuuuunca debiera haber salido. 
     Así que lo más increíble de todo, que me dejó ya totalmente FLABBERGASTED, fue cuando pasada la media noche me acerco a abrir el balcón para que entrara corriente y templara unos pasteles que había estado horneando y me lo encuentro de nuevo allí, estiradito sobre mi barandilla... 
     Casi me da un mal...este tío se sabe el camino a mi cocina, en su minúsculo pseudocerebro incapaz de albergar aprendizaje hay algo... lo que sea... que lo trae de vuelta. Y lo siento, soy una amante de la naturaleza pero una ferviente opositora a las mascotas como concepto. Así que no, no iba a adoptarlo y darle hojitas de zarzamora en un terrario, pero tampoco me lo quería cargar... con que lo mandamos de vuelta al jardín, creo que esta vez al de los vecinos. Pero como lo vuelva a ver acercándose a mi balcón... de verdad del universoooooooo... ¡¡voy a tener que pedir una orden de alejamiento!!
     Lo siento, de verdad, pero es que a mí se me parece a una mantis religiosa y me da muuucha grima. 

martes, 21 de julio de 2015

FALTA DISCIPLINARIA

     Conmigo misma, con mi vida, entiéndase... El tema de la disciplina me trae de cabeza desde que tengo uso de razón, y por más que intento ser una persona disciplinada, no lo consigo. 
     Supongo que en realidad es porque no lo intento suficientemente, porque no me fuerzo de verdad o porque no lo hago de la forma debida. 
     Cumplo con las imposiciones "externas": estudio si tengo un examen (aunque siempre al final, bajo presión), entrego los trabajos a tiempo si tengo una fecha límite, y no los hago mejor si dispongo de más días, sólo los hago más lentamente (dentro de una racionalidad temporal, claro...), acabo las cosas si algo o alguien me lo exige... De lo contrario, dejo muchas veces las cosas a medias, me vence la pereza porque lo que me emociona es empezar, planear, proyectar, pero cuando la cosa ya está en proceso... me aburro. A veces me pasa incluso con la comida, me vuelco planeando un menú o buscando la mejor receta, pero una vez hecho o elegido, casi que me da igual comerme las sobras de ayer. 
Vale...éste no fue el caso porque me salió de muerte...jajajajajajaj
     Otra de mis eternas luchas es contra el despertador. No sé si ya he hablado de esto alguna vez, de que soy búho y no alondra, pero como eso a la sociedad le importa poco y es al que madruga a quien dios ayuda, yo lucho contra mi cuerpo apagando la luz a media noche y poniéndome en pie a las 7 durante el invierno y a las 9 en vacaciones. No me importa reconocer que dormir me parece, en cierto modo, una pérdida de tiempo, y que envidio profundamente a esas personas que pueden leer hasta la una y pico de la noche y levantarse a las 6 o las 7 como si tal cosa. Yo tengo que forzar a mi organismo para que duerma "sólo" 9 horas, porque si lo dejo a su libre albedrío... no comment... Cuando me levanto soy un zombie, torpe físicamente e incapaz de pensar con coherencia. Necesito al menos dos horas despierta para que mi cerebro funcione normal, aunque cuando mejor funciona, con diferencia, es al caer la tarde. Algunos me dicen "pues no te tortures y sigue tus bioritmos" y yo les digo "¡JA!". El mundo, al menos el mundo en el que yo quiero estar (que no es el de la noche y la farándula), funciona de día, concretamente de 8 a 5, y le importa un comino que mi cerebro tenga su punto álgido a las 7 de la tarde. 
     Así que a veces me siento fatal porque es un conjunto de todo... de inconstancia, de aburrimiento, de ritmos circadianos y bueno: de vagaaaaaaaaaaacia de toda la vida... jajajajajaja.... A menudo me propongo, por ejemplo, actualizar el blog al menos tres veces por semana, y se me ocurren un montón de entradas y cosas que contar, pero luego en un par de semanas se me pasa y se queda descolgado. También se me ocurren tales o cuales cosas que hacer en la casa, y empiezo todo emocionada a lijar una silla hasta que se queda muerta de risa con el barniz a medio dar. 
     Igual es todo una cuestión de planteamiento y no tanto de motivación, pero no lo sé... pensaré más sobre ello estas vacaciones, para ver cómo puedo mejorar el curso que viene. 

domingo, 14 de junio de 2015

FRANCHUTEANDO N+2/36: MIS YANKCOMPIES

     Yo les llamo así con amor... no sé si a ellos les sentaría fatal saberlo o si se sentirían ofendidos. Llamarles americanos es como llamarme a mí europea... pues sí, soy europea... no vamos a decir que no, pero soy espanis, igual que ellos son estadounidenses, pero es que esto es muy largo... norteamericanos también, y tampoco es justo ni exacto...
     Total.. que mis yankcompis tienen sus cosas curiosas y sorprendentes, algunas son lo peor pero otras son encantadoras, la mayoría son simplemente "curiosas". Empecemos por las más negativas.
    Casi todos rondan los 20 años, sí, son unos niños, pero me alucina lo poco intrépidos que son. Supongo que es cosa de la educación sobreprotectora (comparada con mi generación y no digamos ya con la de mis padres) que han recibido, pero la verdad es que son muy, muy parados, muy miedicas vamos... Los primeros días apenas se atrevían a coger solos el autobús, y la gran mayoría ni siquiera se ha aventurado a cambiar de cantina en la universidad y van directos al sitio que nos enseñaron el primer día. 
     Ninguno, absolutamente ninguno de ellos, fuma. Encuentran terrible el hecho mismo de fumar y un atropello inaceptable a su integridad física que alguien fume a menos de 3 o 4 metros de ellos. Están en contra de que se permita fumar en los jardines del campus y en la terraza exterior del restaurante. Si ven a alguien sacar un paquete de tabaco y llevarse un pitillo a la boca le miran con cara de incredulidad y estupefacción, como si estuviera cometiendo un crimen. Y se sienten profundamente ofendidos porque consideran (esto me lo contaron) que nadie tiene derecho a estropearles la salud...acto seguido meten la cuchara en su postre hiperazucarado, ése por el que pagan suplemento porque no quieren comer fruta, y se quedan tan anchos... Y no digo que no tengan razón, claro...esto es elección suya, pero no deja de sorprenderme que crean ciegamente que el humo de un cigarro ajeno les está matando  más que las cantidades ingentes de azúcar que consumen al día. Me hace la misma gracia que los de la comida bio que con el café con leche de soja se encienden un piti... 
Y ojo, que no es que esté yo en desacuerdo con las medidas antitabaco, pero me sorprende esa criminalización  y ese rechazo tan fuerte que tienen inculcado.
      El tema del alcohol va de otro modo, están profundamente cohibidos pero, sin embargo, les encanta beber, todos lo desean secretamente, aunque sólo los más "gamberros" se atreven a confesarlo mientras que los otros lo ocultan celosamente como si el tema no fuera con ellos. Como beber no forma parte de su cultura de la misma manera que en Francia o en España, se agarran unas cogorzas bastante lamentables en ocasiones, y su conducta, cuando se ponen piripis, da bastante vergüenza ajena (más de la normal, me refiero...). Hacen cosas como pedir un mojito para cenar o tomarse unos tequilas antes del postre. No son nada preventivos con el tema de la graduación, pasan de la ginebra a la cerveza y de la cerveza al vino como si nada, mezclan cualquier tipo de alcohol y muchas veces beben en vacío, sin haber hecho ningún "fondo" previo en el estómago. Pero hay cosas incluso peores, ayer una compi se pidió a media tarde un "chocolate chaude", que viene a ser un colacao, al mismo tiempo que una cerveza oscura... después de haberse bebido, hora y poco antes, tres tazas de vino caliente y un cognac... sin comentarios. 
     Otra de las cosas que me ha llamado mucho la atención es que no saben utilizar los cubiertos, no digo ya la paleta de pescado, sino simplemente el cuchillo y el tenedor. Hicimos una salida a un restaurante y nos pusieron una pechuga de pollo... ni una chuleta, ni un rodaballo, ni unas cigalas al horno, una simple pechuga de pollo. Pues no sabían cortarla al mismo tiempo que sujetaban el tenedor y llevárselo a la boca. Muchos cogían el tenedor en el puño, como los niños, y lo trinchaban en todo el trozo e iban cortándolo en partes, otros intentaban hacerlo bien pero cortaban por detrás del tenedor, raspaban el plato... un desastre. Me quedé sorprendida... porque algunos incluso se ayudaban de los dedos para colocar el arroz sobre el tenedor. 
     Otro día, sin embargo, fuimos a un italiano y comían la pizza con los cubiertos... lo cual me hizo bastante gracia. 
     Pero mis yankcompis tienen también muuuuuchas cosas buenas, la mayoría de hecho, porque lo que destaca de ellos es que son súper majos, buenicos con un punto de inocencia incluso. 
     Les encanta ver a parejas mayores cogidas de la mano...esto me dejó muy sorprendida, y me dijeron que incluso las contaban, porque estaban encantados de ver tantas todos los días. Me contaron que, donde viven, es muy poco común, que raramente una pareja llega junta más allá de los cincuenta. La gran mayoría de ellos tiene padres separados, nuevos padres, madres y hermanos, e incluso, y esto es lo más fuerte, no creen que sus padres, aquéllos que aún viven con ambos, vayan a envejecer juntos, porque saben que muchas parejas se separan cuando los hijos tienen cierta edad y se independizan... Sonreían y se miraban cada vez que pasaba una pareja mayor, y me lo señalaban arqueando las cejas para que yo también me diera cuenta. Me pareció algo muy tierno y muy bonito, aunque también muy triste....
     Además andan un poco perdidos con eso de la edad, quizá es simplemente por lo jóvenes que son... pero se creían que yo les sacaba 5 o 6 años, 10 a lo sumo, me dijo una, yendo ya muuuuy lejos. Me moría de la risa... 
     Todo mi vestuario les parece lo más chic del mundo, esto ya me pasó cuando viví en Missouri y me sigue haciendo la misma gracia. Todos los días me echan piropos sobre mi estilismo y mi melena larga y castaña. 
     Quizá no sean una parte muy representativa de su país, porque es cierto que son un grupo "selecto" de valientes que han cruzado el charco y que tienen el interés suficiente en la vieja Europa como para haber cursado estudios de francés en sus años universitarios, pero me parece que, desde luego "mis" yankcompis, son chicos críticos y bastante abiertos. Hablan muy duramente de las políticas de su país, se mofan de la farsa del sueño americano y les avergüenza no tener un sistema público de salud o un acceso justo e igualitario a la educación. 
     Aunque coman como niños de 6 años y tengan algunos tabúes que yo encuentro tontorrones, me hacen sentir cierta esperanza sobre el futuro. 

sábado, 13 de junio de 2015

FRANCHUTEANDO N+1/36: EL ESTAND ESPAÑÑÑÑOL

     Una de mis visitas obligadísimas cuando voy a otro país es el hipermercado. Siempre voy a los mercados locales, a los mercadillos, a los mercados medianos tipo barrio pero también, cómo no, a un hipermercado. Y ahí, después de entretenerme con todo lo que me parece curioso o, simplemente, novedoso, me voy a la sección internacional en busca del estand español para flipar un poco y echarme unas risas... es muy divertido y muy elocuente porque dice mucho de cómo nos ven a los españoles en otros lugares y de qué recuerdan o qué les gusta más de nosotros. 
      Entre espárragos de cualquier sitio menos de tudela (aunque éstos en España ya brillan más bien por su ausencia), alubias, garbanzos, lentejas, pimientos del piquillo y turrón, me encontré con varias marcas de palmito...
    Y me quedé todo loca... ¿come palmito el español medio? Es más... ¿sabe la mayoría de la población española qué diantres es el palmito y de dónde viene?
     Anda que no compro yo botes y tarros de la marca Celorrio, pero juro por Tintín que nunca en mi vida había visto troncos de palmito de esta marca... De hecho sólo he comido palmito un par de veces en mi vida, porque una amiga brasileña me dijo que era muy rico en la ensalada y lo compré para probar. 
     Y qué decir de unas madalenas rellenas de de chocolate... ¿alguien come esto en España con asiduidad? A ver... yo como madalenas típicas pues pondría la bella Easo, o alguna bollería mítica de Martinez o, incluso, unas Conchas Codan, pero... ¿madalenas de cacao "Heras"? Primera vez en mi vida que las veo... palabra. 
     ¿Y madalenas Serebis? Vale, la verdad es que éstas tienen más la pinta típica de una madalena espanis, aunque yo no había visto esta marca en mi vida...
     Sin embargo, no había colacao... 

jueves, 11 de junio de 2015

FRANCHUTEANDO N/36: FRANGLISH

     La verdad es que ya llevo aquí mucho más que una semana. Aunque me propuse ir contando mi mes largo rodeada de yankies veinteañeros en la Republique, la verdad es que la mayoría de los días no encuentro el momento ni las ganas de hacerlo: unas veces porque estoy ocupada en cosas más interesantes como salir con mis compis, patear la ciudad, etc... y otras porque estoy con deberes, clases y cansancio cerebral. 
     En general estoy muy cansada, y además aquí, en esta cama de mierda tan poco confortable, no descanso bien y me levanto a medio gas. Tengo unas cinco horas de clase al día, hace bastante calor y mi cerebro lucha por traducir constantemente del francés y del inglés. Y es sobre todo esto último, lo que me tiene agotada. Arrastro cansancio físico de todo el año, de madrugar tupper en ristre día sí día también y pasar fuera de casa de diez a doce horas diarias. Además defendí la tesis de máster en octubre, lo que significa que apenas tuve vacaciones el verano pasado, y las que tuve, diez días en casa de la familia, no desconecté realmente del trabajo de la tesis que se me venía encima. 
     Aquí se supone que estoy en un plan semivacacional, es decir, que quitando las horas de clase, estoy sola a mi antojo... puedo tumbarme a la bartola, leer, pasear, irme de compras... whatever...(como dicen mis compis todo el rato) pero la realidad es que, a diferencia del 90% de ellos, yo ya no tengo veinte años y no aguanto los ritmos igual, además de que tengo que cumplir con algunas tareas que demanda el programa doctoral. 
     Pero lo peor (aunque también supongo que lo mejor....) está siendo, como decía, el tema de las lenguas. Yo he venido con una beca para un programa intensivo de francés, pero soy la única no estadounidense del grupo, a excepción de una chica china pero que estudia en una universidad norteamericana, lo que significa que en cada pausa entre clases, café, comida, cena, etc... ellos se ponen a hablar en yankie, con sus acentos de a tomar por cada uno y mi cerebro se desfasa... Estoy empezando a hacer frases en una especie de franglish... y a veces las palabras sólo me vienen a la mente en uno de los dos idiomas, aunque de hecho las conozca en ambas. 
     A menudo me siento como Charlie Brown oyendo hablar a su profesora... 
     Y no lo hago a propósito, todo lo contrario... yo trato de concentrarme y captar el sentido de lo que están diciendo para poder participar en la conversación pero.... mi cerebro, simplemente, se niega. Hay momentos en que cierra y sólo oigo wawawaaaa de fondo, sobre todo cuando se forman varias conversaciones en torno a una mesa o hay música de fondo. 

martes, 9 de junio de 2015

FRANCHUTEANDO 7/36: PARQUES

     Una de las pocas cosas (lo siento...hay que ser sinceros...jajajaj) que echo de menos de Alemania, son los parques que tenía cerca de casa y lo plano que era todo para pedalear. Aquellos meses anduve en bici más que en toda mi vida, también porque entonces era incapaz de coger un tren o un autobús para hacerme los 14 km que me separaban de Munich, pero eso es otra historia... Total, que aquí tengo algo un poco parecido, así que vuelvo a pedalear a gusto, es decir, sin cuestazas y con carril bici casi todo el tiempo. 
     Me encantan los parques, llevarme una manta y sentarme a leer, comer o simplemente descansar en el suelo, caminar descalza por la hierba y mirar los insectos que trepan por las hojas o sobrevuelan las flores. 
     No soporto a los grupos de parque ruidosos, especialmente a los típicos tontolabas que ponen música en abierto, como si los demás no tuviéramos nada mejor que hacer que aguantar su mal gusto (o bueno en caso de que lo fuera, cosa que nunca me ha ocurrido porque el buen gusto, el civismo y el respeto suelen ir ligados...), a los porretas de parque, que te ponen un pestazo que te chafan el pic nic, y a los dueños de perros que les dejan sueltos y te miran con una sonrisita mientras el chucho te olisquea y se mea en la rueda de tu bici... Noooo, no me pasó todo eso junto...sólo las dos primeras... y aún así estuve largo rato leyendo y observando sin más: el vacío... o el lleno de la vida, según se mire... 

lunes, 1 de junio de 2015

FRANCHUTEANDO 6/36: MANGEEEEERR

     Una de las cosas que me estresaban un poco al venir aquí era el tema de la comida, no porque en Francia se coma mal, que obviamente no, todo lo contrario, sino porque para comer bien también hay que pagar bien. Lo que quiero decir es que, en España, en mi opinión, es difícil comer mal, incluso si se tiene un presupuesto reducido, aunque desgraciadamente esto está cambiando a peor día tras día. En cualquier bar tienes un menú asequible y medianamente casero, unos buenos bocatas o simplemente unas tapas o unos pintxos que te quitan el hambre por unos pocos euros. En Francia no, aquí los menús son caros y escasos, y la materia prima deja muchísimo que desear incluso en restaurantes de tipo medio, te plantan lechuga iceberg, guisantes de bote o colín de alaska congelado como "pescado blanco" y se quedan tan campantes. Y en el súper la cosa no es mucho mejor, especialmente con respecto a productos frescos: la fruta es como un lujo para las clases altas:
    Para muestra un botón: sandías tamaño coco a seis euros la pieza...si mi abuelo levantara cabeza...¡¡que a diez duros la arroba le parecía un escándalo!!! La verdura fresca es más de los mismo y el pescado mejor no hablar... 
    Sin embargo, y aquí va mi tema de hoy, con los menús del restaurante universitario estoy gratamente sorprendida. No es que la comida sea excelente, de hecho es bastante batallera, abusa de congelados y de salsas y repite sobras de un día para otro sin pudor. Pero el menú cuesta 3,20... es abundante, incluye una miniensaladita y siempre tiene verdura. 
      Me fastidia que todos los yogures sean enteros y que la única fruta para elegir sean sieeeeeeeeeeeempre manzanas y plátanos. 
     También noto mucho un exceso de hidratos de carbono, pero claro... un menú de ese precio, pues se tiene que rellenar con algo barato...
     El pan también da mucha penita.. sobre todo en su cuna... ¡¡en la meca del pan!! y me da rabia tener que coger una barrita entera porque jamás llego a comerme ni media.
     A pesar de todo, como digo, estoy sorprendida muy gratamente, si en mi Facultad hubiera un comedor así, con esos precios y ese estilo de comida, no andaría todos los días con el tupper en ristre. Así que lo que me pregunto es... ¿Cómo es posible? ¿cómo es posible que en un país donde alimentarse es más caro, lo mismo la lista de la compra que la cuenta de un restaurante, el menú universitario cueste la mitad? En mi Facultad el menú, que suele ser un rancho sólo comestible por veinteañeros incapaces de freír un huevo, cuesta 6,90, más del doble de lo que me cuesta aquí, y no creo que ni cogiendo todos los extras que hay en el bufet llegara a los 6,90...pero un día de éstos voy a hacer la prueba. En mi facultad no he comido de menú jamás en los casi dos cursos que llevo, ni siquiera un bocata...lo máximo un pincho de tortilla por causa de fuerza mayor. Aquí no he comido en casa ni un sólo día desde que llegué... aunque también hay que decir que ni tengo tiempo de ir a comer, ni tengo dónde cocinar decentemente. 

jueves, 28 de mayo de 2015

FRANCHUTEANDO 5/36: EL MERCADO

     Una de las cosas que más me gusta hacer cuando estoy en un sitio desconocido es, sin ningún lugar a dudas, ir al mercado. Suelo pasar primero por el súper para ver qué se cuece, si hay una variedad de productos muy diferente a la de mi zona, o no. Pero lo que realmente me encanta es pasar una mañana bien larga en el mercado tradicional, que en algunos sitios, como en la mayoría de las ciudades españolas, tiene un edificio ad hoc y está abierto a diario, pero que en otros se celebra únicamente al aire libre un día por semana, generalmente los sábados. Y hete aquí que la monitora del programa que estoy siguiendo, nos propone como actividad voluntaria ir al mercado el sábado por la mañana, así que allí que me apunté yo con un grupo de seis o siete yankies dispuestos a hacer de tripas corazón y probar quesos apestosos e hígados de pato... 
     Para mí la visita estuvo muy bien, probé crêpes, quesos, embutido y algunos platos preparados muy muy ricos, pero tampoco voy a decir que me sorprendiera enormemente, porque yo voy mucho a los mercados y porque entre gabachos e ibéricos no hay, en el fondo, demasiada diferencia culinaria. Pero con ellos... con mis yankcompies, en fin... fue muy gracioso... La verdad es que debo admitir que, en general, me parecieron abiertos y predispuestos, aunque algunas cosas les superaron un poco... 
     La mayoría no había visto nunca pollos, conejos, patos... enteros y con sus órganos, y este puesto les revolvió los crêpes a más de uno.... No sé qué les daba más tirria, si los conejos despellejados o el pato que estaba siendo limpiado y decapitado en segundo plano... 
     Entre ellos comentaban que no había necesidad de vender la carne así, que por qué no la mostrábamos troceada. Entonces yo les dije que todo lo que se mostraba se comía, y que a piezas uno no aprecia si el animal está bien fresco. Igual fui un poco cruel... ¡¡¡jajajajaja!!! poooooobres. Pero lo mejor vino cuando frente a la quesería se abrió la puerta de la cámara del carnicero y aparecieron cuartos de vaca colgados de un gancho... 
     Lástima que no pudiera fotografiar la cara que pusieron cuando me preguntaron qué era lo blanco que había sacado el carnicero de la cámara... y les expliqué lo que son los callos y cómo suelen prepararse en mi ciudad de origen del cual son plato típico... 

martes, 26 de mayo de 2015

FRANCHUTEANDO 4/36: DE CAMPUS Y CUARTOS DE BAÑO

     En muchas cosas me recuerda a mi campus, al mío, que siempre será el de la Complutense por mucho que terminara la carrera en otro y que ahora pertenezca a un tercero en discordia.
     Éste tiene también, como la mayoría (que no la totalidad) esos jardines taaaaan agradables entre las diferentes Facultades, bibliotecas, cafeterías y edificios administrativos.
     Con caminos que el primer día te parecen laberínticos y que al segundo ya conoces como la palma de tu mano y atraviesas como si tal cosa, casi sin reparar en que tienes suerte de estar rodeado de vegetación y no de cemento y ladrillo. 
     Me encantan estos caminos y estos recovecos entre las facultades, incluso atravesar vestíbulos de edificios para ir de un sitio a otro, de una facultad a otra, de una clase a otra. Pero lo que no me esperaba de un campus francés es que superara los cuartos de baño de mis recuerdos más mozos... 
     Yo flipé un poco el primer día... no tanto por la antigüedad, que eso puedo comprenderlo, y además ya sé que los gabachos son conservacionistas, como por la suciedad. Oiga no... ¡¡eso no hay por qué conservarlo!!
     La cara de los yankies... de verdad: no tenía desperdicio... y creo que sólo fue superada gracias a los conejos despellejados y los patos con cabeza detrás de los mostradores del mercado del sábado.... 

lunes, 25 de mayo de 2015

FRANCHUTEANDO 3/36: ODISEA CAFETIL

     Para el primer día tenía preparado un sobre de café chungo soluble, lo siento pero el café soluble me parece una asquerosidad sólo utilizable en caso de extremada urgencia y/o desesperación, da igual la marca, da igual el precio... El jueves fue uno de esos días de desesperación, de empezar en un sito nuevo, llegar tarde, encontrarse perdido y confuso... así que tiré de soluble y andando. 
    Obviamente, una de las primeras cosas que hice al llegar a la resi fue inspeccionar el menaje de cocina. La chica que me enseñó la habitación me dijo al abrir el armario, en una traducción casi literal: aquí tienes de todo lo que hace falta para cocinar. Le puse una sonrisa très polie pero la verdad es que por dentro me estaba descojonando riendo en serio... aaaaayyy si ella supiera... jajajajaja... 
    Entre los tres cazos, los dos escurridores, la sartén que se pega y los dos cuchillos de fruta que conforman la equipación de "todo lo necesario" para cocinar, no se encontraba, desde luego, una cafetera, ni siquiera una italiana pequeñita, o una americana de ésas eléctricas que hace aguachirri. Así que lo primero que hice al terminar las clases fue pasar por el súper más cercano y comprar café molido y filtros de dos tipos para intentar hacerlo de puchero, a la antigua usanza. Después de romper dos filtros grandes de los de cafetera y esperar tanto a que se colara el café que se quedaba frío, probé llenando éstos de infusión y echando el agua recién hervida encima.
     Desastre total porque el agua apenas se coloreaba, así que al final terminé utilizando estos filtros como colador, después de haber dejado el café en reposo en el cazo. Es una virguería considerable... pero el viernes pude desayunar con cierta dignidad, utilizando el cazo de la postguerra para la leche:
         Y la sartén que se pega para tostar un poco el pan...
    Lo malo es que saltó la alarma de incendios... tuve que abrir corriendo la ventana y ponerme a ventilar y hacer aspavientos con un trapo cerca del detector para que dejara de pitar como un loco... menos mal que no vino nadie a ver qué pasaba, y que justo al salir me topé con mi vecino de Idaho, que está en mi mismo grupo, y caminamos juntos hasta la facultad.