Decía la chica del tiempo, la Urrutia, que es muy maja y la veo siempre a ella a pesar de las pintas que le ponen a la pobre, que no habíamos pasado todavía frío este invierno... que sí que había sido muy húmedo pero que el frío estaba por llegar...
Será, digo yo..., porque ella no tiene esta temperatura en la cocina desde finales de Octubre cuando se dispone a desayunar...
A pesar de lo cual, mientras no llueva (ni nieve), y con la esperanza de abandonar esta casa-nevera en un par de meses largos aún..., yo feliz cual perdiz, que eso de poder calzarme zapatos de ante y no llevar el paraguas al hombro (que lo llevo con correa como los niños, que si no lo pierdo...) es un lujo que me parece hasta primaveral.
A veces es porque uno tiene un mal día y punto... se le queman las tostadas, se le sale el café, se acaba el agua caliente... cosas que pasan... Pero otras veces es la vida tetris... y por mucho que uno ponga de su parte...es que de donde no hay, no se puede sacar...
Al coger la olla se te caen tres platos, para colocar los platos tienes que sujetar el rollo de papel albal, si quieres usar el horno, tienes que despejar la mesa para poner las bandejas y fuentes que estaban dentro y llegar hasta el molde de bizcocho, los discos del pasapurés o la ensaladera grande, es una auténtica proeza. Lo mismo me vale para la ropa, los zapatos, los libros, cualesquiera otros objetos cotidianos y... cómo no... la colada... nuestra amiga la colada, ésa que se pasa más de medio año colgando de vigas, estantes, ganchos, perchas, barras de cortinas, respaldos de sillas, banquetas... mientras llueve, y llueve, y llueeeeve...
Los de Ikea me dirían que aprovechase "el espacio en altura", instalando un tedal sobre la bañera...
o subiéndome a dormir cara al techo... (qué claustrofobia, por favor...)
A lo que yo les respondería que en mis paredes ni siquiera caben los altillos de sus famosas billy... porque como en la mayoría de las casas comunes y corrientes, los techos son más bien bajos. También les diría que no tengo bañera sino ducha, lo cual ya reduce la superficie de colgado... y que se metan ellos a dormir en un ataúd a medio metro del techo, que yo me quedo con mi cama de toalavida, gracias... y reduzco de paso el riesgo de muerte o fractura en las visitas nocturnas al inodoro...
En un catálogo queda muy chulo cambiar el típico sofá por un par de chaises longes molonas... pero en la vida real, no mola nada tener eso en todo el medio del salón y ladearte para poder pasar por el huequito mínimo que queda a los lados.
Que sí, que dan soluciones muy buenas a muchos problemas de espacio y que se lo curran un montón, pero a veces lo que uno necesita no es solucionar un problema de espacio aprovechándolo mejor, sino, simple y llanamente: más espacio. Porque 39m sin esos techos rascaciélicos que a lo mejor tienen los suecos pero los españoles ni de coña..., por muy bonitos que los pongan los de Ikea... son un auténtico latazo en la vida cotidiana, y uno se acaba cansando con los años de ir con los dobladillos sueltos por no sacar la máquina de coser de donde se encuentra sepultada. Eso sí, sepultada con muy buen criterio organizativo por cajitas Komplement, Pingla y Skubb.
Se nota un poco que quiero cambiar de casa...¿no? Aaaahhhjajajaja... a ver si lo consigo pronto...
Esta mañana, con el tiempo horroroso de la muerte que hacía..., hemos tenido que salir a ver el enésimo piso candidato... y la verdad es que se ha quedado en eso... en candidato. Por estar al final de un camino sin asfaltar, porque se me ha caído la puerta de un armario de cocina al abrirlo, por tener los baños más edad que yo, porque las habitaciones eran para camas de 1,35, porque nos ha dado sensación de oscuridad, de humedad y de viejunismo general, pero también... cómo no... porque los suelos de las habitaciones... ¡¡¡tachááááánnnn!!!: eran de sintasoooooooool. ¡Ay...! mi amigo el sintasol... no voy a librarme de él tan fácilmente...
Pero bueno, el caso es que gracias a esa visita fallida, hemos salido de casa a una hora prudente y se nos ha ocurrido remontar un poquito el Bidasoa que, dicho sea de paso, va hasta los topes y subiendo, y nos hemos encontrado esta maravillosa estampa, así, a media horita de casa. Yo me habría quedado el día entero haciendo fotos a todo...
Por fortuna la carretera estaba muy limpia y hemos visto algún quitanieves esperando a la siguiente nevada. Y claro... enseguida hemos bajado a casita y encendido las estufas.
Qué bonita es así la nieve... ¿verdad? Cuando la tienes cerquita de casa pero no te molesta en la puerta ni te acongoja en la carretera.
Dicen que esta noche caerá aún más, y que puede incluso llegar a la costa...
En cumplimiento de mi súper propósito de comprar más a menudo en el mercado de toda la vida, me encontré el otro día con estas rodajas de ossobuco a 5,90 el kilo, que me llamaban desde detrás del mostrador. La verdad es que no suelo tener muy buen ojo para la carne, y miro con bastante envidia a las típicas señoras que están detrás de ti en la cola con sus ojos puestos en algo concreto, y que luego le dicen al carnicero que les ponga un poco más porque menuda pinta tiene... Es más, muchas veces he llegado a llevarme entrecot o chuletas sin apetecerme mucho, sólo porque la señora de delante aseguraba que estaba tan fresco que parecía que iba a salir andando...
Bueno, en este caso, aunque pregunté antes al carnicero que qué tal salía (pregunta estúpida donde las haya porque si él lo vende no te va a decir que sale malísimo y queda como una piedra), acerté de lleno.
Había hecho ossobuco un par de veces, una con buenos resultados y otra no tanto, así que surfeé un poco y di con esta receta para olla rápida del cocinero vocacional , y tengo que decir que me salió de reeeeeeeechupete. Yo le añadí un puerro y no le puse harina, sino que dejé reducir el caldo un buen rato.
INGREDIENTES:
- 2 dientes de ajo
- 2 rodajas de ossobuco
- 1 cebolla grande
- 1 puerro
- 2 zanahorias grandes
- 1 tomate
- caldo (pollo, verdura, carne)
- sal y pimienta
1º Primero se doran las rodajas enharinadas en un poco de aceite y se retiran.
2º Se sofríen los ajos laminados, la cebolla cortada en juliana y el puerro picado fino hasta que estén pochados.
3º Se agrega la zanahoria troceada y el tomate pelado y troceado también.
4º Se vuelve a introducir la carne, se salpimienta y se cubre con el caldo.
5º Cerramos la olla y contamos 20-25' desde que empieza a salir vapor.
6º Despresurizamos la olla, la abrimos y sacamos la carne. Trituramos la salsa con la batidora.
7º Si el caldo queda muy líquido, podemos engordarlo con una cucharada de maicena diluida en una tacita de agua fría, o podemos dejarlo reducir un rato a fuego medio (sin la carne).
Queda mejor si la carne no se suelta del hueso, pero a mí se me desprendió, quizá porque lo cociné demasiado, pero estaba taaaaaaaaaaaaaaaaan tierno, que no me importó. Seguí la propuesta del cocinero vocacional y lo acompañé de un puñado de cuscús.
¡¡¡¡MMmmmmm!!!! Se me ocurren pocas cosas mejores para estos fríos....
