lunes, 31 de enero de 2011

DESTRUIR, DECONSTRUIR Y RECONSTRUIR…

     El otro día leía en El País un artículo de Elvira Lindo, en el que hablaba de la facilidad con que, a veces, y en estos momentos aún más gracias a la red, podemos destruir creaciones  que ha costado un gran esfuerzo levantar.
     Esto me hizo pensar, no ya en la capacidad destructora que todos llevamos dentro, sino más bien en la tendencia a esa destrucción, en el por qué nos gusta derrumbar, deshacer, destrozar de un palmetazo lo que otros han erigido. En su artículo, ella se refería más bien a lo sencillo y accesible que resulta hoy día, colgar cualquier crítica bobalicona sobre un libro, una película, e incluso sobre una persona o una opinión, del tipo “ese libro es una mierda” o “esa tía no tiene ni puta idea” y quedarse tan campante.
     Está claro que crear conlleva esta exposición a la crítica, incluso a la tontorrona, a ésa carente de justificación, argumentación o explicación alguna, a ésa que llamamos destructiva porque resulta inútil y vacua, porque de ella no se obtiene nada positivo, ya que ni permite, ni está concebida para, favorecer  o posibilitar una posterior reconstrucción.
     Quien emite estas críticas, y casi todos lo hacemos alguna vez, cierra de un portazo el proceso creativo, le da directamente al creador con la puerta en las narices. Es cuestión de entereza y de paciencia el saber pasar de largo…sin cejar en el empeño, claro.  Aunque sí, en este país, somos de crítica fácil, pero de la tontorrona, no de la perspicaz, no de aquella que requiere un concienzudo y meticuloso análisis, sino de la rápida y simplona, de la que descalifica y ensucia de una pasada (o sea, como el Pronto, pero al revés…). Y es cierto que nos olvidamos a menudo del trabajo y el esfuerzo que está detrás de las cosas que nos rodean, la mayoría de las veces sólo vemos el resultado, y lo vemos como algo en sí, como algo casi ajeno o lejano a la actividad creadora que lo dio a luz, como si las lentejas que nos sirven en el plato vinieran al mundo ya preparadas, ya cocidas al hervor del caldo y al sofrito de la cebolla y el chorizo. Quizá por eso nos resulta tan fácil apartar el plato con cara de desaprobación a la par que lo adornamos con un “qué asco de lentejas”…quizá porque nunca se nos pegaron las lentejas a la cazuela después de picar y sofreír la cebolla, pelar y cortar el chorizo, la patata, las zanahorias…
     Y la red ha dado vía libre a este tipo de juicio facilón y destructivo. La pantalla es el escudo perfecto, detrás de ella uno puede opinar con argumentos o sin ellos, y las críticas juiciosas y sólidas ocuparán tanto lugar como las pueriles y fútiles, en foros, blogs, etc., pues no hay revisión previa, asesoramiento profesional o criterio de especialista alguno detrás. Esto, desde luego, es una batalla ganada a la censura, y en muchos casos pone a nuestra disposición indicadores más útiles y realistas, o más cercanos a nosotros, que los publicados por los medios. Pero también es una derrota perdida, muchas veces,  a la reflexión, a la autocrítica y a la originalidad y la autonomía, pues para elegir una película, un libro, un disco o una exposición, nos fiamos más de las reseñas de internet, que de nuestro propio instinto o intuición, olvidando que, frecuentemente, el criterio seguido es más el del “qué asco y menuda mierda” que el del “por esto, por aquello y por lo de más allá…”
    Quizá la experiencia del esfuerzo sea la única arma contra tan criticona locuacidad, así que a juzgar por los niveles de impopularidad de tan desagradable y denostado concepto…¡¡¡que dios nos coja confesaooooos!!!

jueves, 27 de enero de 2011

PSEUDO-CUSCÚS "RAPIDILLO"

     El otro día no estaba muy inspirada en los fogones, o eso creía, y quería hacer algo rápido pero digno de un sábado...Así que se me ocurrió montarme una especie de cuscús a lo rápido con pollo y verdura salteados.
     En una sartén onda o cazuela baja de estas tipo wok, rehogué primero un par de zanahorias cortadas en tiras finas, y luego añadí media cebolla igualmente cortada y un puerro muy picado, además de unas hebras de azafrán.Cuando la cebolla empezó a transparentar, agregué una berenjena cortada en dados con la piel, y al reblandecerse, hice hueco en el centro de la cacerola para dorar dos contramuslos de pollo troceados. Le dí el punto de especias: comino abundante (me paso, pero es que me pirra el comino), cúrcuma  y jengibre a ojo (sin pasarse, media cucharilla o una punta), un pelín de rash-el-hanut, y perejil picado a discreción (yo lo compro picado y seco y le pongo un buen pellizco). 
     Mientras todo esto se va haciendo a fuego medio e impregnándose bien de sabores, ponemos un cazo con la medida de agua que vayamos a querer de cuscús (yo pongo un vaso de chato por persona), con una nuez de mantequilla (mejor demi-sel), un pellizco de sal y abundante pimienta negra (aunque se puede echar también al final). Lo llevamos a ebullición, y en el momento en que rompe a hervir, lo vertemos en el cuenco donde habremos puesto el grano de cuscús. Tapamos y esperamos un par de minutos. Transcurrido ese tiempo, separamos bien los granos de cuscús con un tenedor, o mejor con las manos, para que no se queden bolas. Es importante vigilar la cantidad de agua, porque si nos pasamos se quedará como una pasta.
     Yo utilizo cuscús de grano fino (el mejor es Al badía, pero yo uso el de Auchan y me queda estupendo) para el cuscús tradicional o este tipo de platos calientes, y cuscús de grano medio para el taboulé, porque al tener que reposar en la nevera, si es fino se queda como el engrudo...pero vamos, es cuestión de gustos. 
      He de decir que me sorprendí muy gratamente con el resultado de este plato, ni yo misma me esperaba que quedara tan rico. Creo que se le podría echar perfectamente, calabaza troceada, calabacín y tomates cherry en mitades, por ejemplo, para darle un toque aún más parecido al cuscús tradicional, y quizá también apio troceado, pero es que a mí el apio duro no me va, por eso propongo sólo verdura blanda para estos platos exprés.

     Ya es jueves, y después del finde habremos dejado atrás este primer mes del año, para pasar al mes mágico, el que consigue volverse interminable con menos días que ninguno...pero en cuanto venga Marzo ponemos el chip primaveral on, sí o sí...por favor, qué ganas...que llegue yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!

miércoles, 26 de enero de 2011

MISTERIOS DE LA VIDA I/∞

Por qué se abren las croquetas al freírlas…
     Puede ser porque el aceite no esté lo suficientemente caliente, puede ser porque, aún estándolo, al echar varias croquetas de golpe, la temperatura del mismo disminuya y eso provoque la ruptura de la susodicha croqueta. Puede sin embargo que el aceite esté a la temperatura adecuada, que las croquetas estén a temperatura ambiente y sean fritas de dos en dos o de tres en tres como mucho, que el aceite las cubra por completo y que…no obstante: MISTERIO DE LA VIDA…las croquetas empiecen a abrirse a su gusto y criterio…unas sí…otras no….según les plazca a cada una en su individualidad de croqueta pese a su homogeneidad de origen másico o masístico…

Por qué la ropa de verano es bonita y colorida y la de invierno triste y apagada…
     Puede ser porque una  tendencia natural e inconsciente nos lleve a imitar a la naturaleza, evitando los colores alegres cuando en el exterior todo es gris y blanquecino. Puede ser también porque así cojamos la entrada del verano con más ganas y más afán derrochador, ya que, de ser la indumentaria estival tan sosa como la invernal, quizá preferiríamos quedarnos al solecito que someternos a las artificiosas luces de neón de las tiendas y centros comerciales. Puede no obstante que: MISTERIO DE LA VIDA…la ropa de invierno sea un rollo malollo comparada con la de verano, por nada en particular, sólo porque nadie se ha planteado cambiarlo…


Por qué Carlota Casiraghi es perfecta…
     Puede que… puede que… MISTERIO DE LA VIDA…

lunes, 24 de enero de 2011

¿SIN MIEDO AL "CHIC"?

     La verdad es que tenía ganas de tratar este tema, por qué negarlo, y las tardes de domingo dan para mucho bloggeo, así que me topé ayer con una entrada que recuperaba un artículo de la directora de Vogue España, publicado hace ya casi dos años, pero que me parece de absoluta actualidad. El articulito en cuestión, no tiene desperdicio…yo me quedaba más ojiplática cuantas más líneas leía… En conclusión, la autora viene a decir que las españolas tenemos miedo a vestir con un punto de originalidad y distinción, lo que ella considera pasar del vestir bien, al vestir chic, algo que, según ella, abanderan francesas, italianas y ¡!!norteamericanas!! 
Galliano, eres un crack, pero
el arte en los museos
     La autora se permite lindezas como esta: “Las españolas, a diferencia de las mujeres francesas, americanas o italianas, nos empeñamos en escudarnos tras una mal entendida comodidad para eliminar de golpe de nuestro vestuario cualquier referencia a la estética y en muchas ocasiones también a la feminidad. Basta con clamar a lo cómodo para, en el mismo gesto, decir adiós a los tacones de aguja, por supuesto las plataformas, las sandalias de invierno, las faldas largas o las que son "demasiado" cortas, los pantalones al tobillo, los pitillo, las chaquetas estructuradas, los vestidos tubo, los abrigos de piel, el encaje... y un sinfín de buenas ideas que terminan desterradas sin siquiera haber empezado.”
     ¡¡¡¡AAaaaaahhhhhjajajajajaja!!!! Por favor…denme un par de minutos para reponerme, porque es que me parto toaaaaa!!!! Desde luego, si entender mal la comodidad es renunciar a tacones de aguja, yo, desde luego, debo de ser tonta de remate…y conmigo la mayoría de las mujeres que me rodean. ¿Pero de verdad esta señora está llamando “buenas ideas” a las plataformas, a las sandalias “de invierno” y a los vestidos entubados? ¿De verdad están oyendo eso mis oídos y de verdad alguien puede ser tan necio para publicar esto en una revista y quedarse tan campante?

Los dedos de esos pies
hablan por sí solos...
Perfectos para hacer la compra
o para esperar el autobús...
En primer lugar no sé qué Francia ha visto esta mujer, porque desde luego la de las calles, dista mucho de acercarse a algo que podamos considerar chic, siempre y cuando el vestir completa o mayoritariamente de negro no sea sinónimo de tal adjetivo, recurso típico, el del uniforme negro, de las francesas, al menos de las que me rodean, que no son pocas… Tampoco sé en qué parte de los Estados Unidos ha observado esta mujer los atuendos diarios del populacho, porque quitando Nueva York y algunas ciudades californianas, en las que, como en todas las grandes ciudades, lo que reina es un eclecticismo que da para encontrar de todo, no ya tanto por el buen gusto o la sensibilidad estética de la mayoría, sino más bien por el ingente número de personas que se concentran en tan reducidos espacios (comparativamente hablando claro), el vestir norteamericano es, con perdón, pa mear y no echar gota, basta con darse una vuelta por cualquier Walmart de un estado interior al azar, para saber a qué me refiero…
Pobrecica, tendrá los pies como témpanos.
     Si desechar zapatos con tacones inhumanos (ésos que de imposibles hacen a su portadora caminar de forma ridícula, bien con las rodillas constantemente flexionadas hacia adelante, bien con el torso tensionado hacia atrás), negarse a llevar sandalias por debajo de los diez grados y botas de ante con borreguito por encima de los veinte, e ignorar vestidos que nos impiden el movimiento regular de nuestro cuerpo, es estar atrasadas, estilísticamente hablando…¡¡BENDITO ATRASO EL NUESTRO!!
     Desde luego, si el chic consiste en caminar a más de 6 cm del suelo, con el consiguiente destrozo de la columna vertebral, en no poder coger en brazos a nuestros hijos por miedo al jironazo en la sisa de la “chaqueta estructurada”, y en adornar nuestros vestidos con cinturones que se convierten en cilicios al sentarse al volante… entonces no, no quiero ser chic, ni que el chic cunda a mi alrededor.
Como siga lloviendo mucho...
 no vuelves a casa sana...
     Además, habría que recordarle a esta señora, que la estética y la feminidad van, por fortuna, mucho más allá del tacón y la falda tubo, y no se reducen al escuálido patrón del que suele ser portadora su revista, y que comodidad y elegancia no estuvieron nunca reñidas, aunque ella proponga sustituir toda referencia a lo cómodo por su versión elegante”.
Divina sí...siempre y cuando no te sientes claro...
     Esperemos que el sentido común siga reinando en nuestro país y allende los mares, y que tanta chapucería conceptual desaparezca de publicaciones, por otra parte, de gran calidad en su género. Bien sabido es que la ignorancia es la madre del atrevimiento…
     Que se enteren los del Vogue, que lo chic es precisamente aquello que resulta original, diferente y elegante, sin ser incómodo, rocambolesco  o estrafalario. A mi modo de ver, no hay nada más chic que un vestido ligero con unas bailarinas, un pantalón de algodón con un mocasín, o una buena bufanda cuando el frío apremia. Aunque lo realmente chic no es tanto lo que nos ponemos encima, cuanto el cómo lo llevamos, el dónde y el para qué.
     No confundamos el miedo al chic…con el miedo a la estupidez. 

     P.D: creo que la entrada de la que me he servido (www.sistersandresses.blogspot.com) no iba exactamente por estos derroteros, sino que traían el artículo a colación, más bien en referencia a ese vestir uniformado, clásico y a veces excesivamente rancio, que caracteriza las capitales y ciudades de provincia españolas, sobre todo las del norte, pero también algunas del sur, en las que, es cierto, se tiene demasiado miedo al qué dirán y a la mirada juiciosa del otro. En los sitios pequeños, está claro, lo diferente resalta más, aunque en el fondo se critica igual que en todas partes, solo que las críticas parecen más descaradas, porque se notan más. Pero una cosa es esto, y otra dar rienda suelta a la estupidez amparados en la estética, y aplaudir la palabrería barata, desafortunada e imprudente de algunas...

domingo, 23 de enero de 2011

CHIPIRONES..."A MI ROLLO"

     Está más que claro que la experiencia es un grado...si no que se lo pregunten a mis chipirones..., quienes, a pesar de que limpié, rellené y cociné tan cariñosamente, no dudaron en reventarse a escondidas, respaldados por la tapa de la olla rápida...los muy ruines...tirando por tierra todo mi esfuerzo!!!!
    Pero en fin, supongo que de ellos no fue la culpa, y a pesar de todo no quedaron ni las migas...con que mal encaminada no iba...
     
   
     Primero limpié bien los chipirones, separando los tentánculos, los cuales piqué y rehogué con cebolla, puerro, calabacín y zanahoria (lo que pillé por la nevera vamos) también picadito. Aparte cocí una tacita pequeña de arroz, que escurrí cuando aún estaba un poco duro, y lo agregué al sofrito mezclándolo bien todoy retirando del fuego seguidamente. Mientras el relleno se templaba un poco, corté una cebolla hermosa en tiras finas y la puse a rehogar en la olla rápida. Rellené los chipirones con la mezcla y los cerré pasándoles un palillo por el extremo. Y creo que aquí estuvo mi error, los debí rellenar demasiado...
     Luego les di un par de vueltas sobre la cebolla, para que cogieran colorcillo, y añadí medio vaso de txakolí y un chorrito de agua. Entonces cerré la olla y la puse a nivel 1(la mía tiene 2) durante unos 12 minutos aproximadamente. 
     Hete aquí que cuando abro la olla...me encuentro que casi todos los chipirones se habían reventado, con la consiguiente salida del arroz y absorción, por parte de éste, de la salsa que iba destinada al exterior...Así que me quedé sin salsa para decorar los chipirones, y en su lugar obtuve un arroz hiper pasado con chipirón...

     Eso sí, el sabor estaba muy logrados, y la textura de los chipis tierna y en su punto. Así que nada, supongo que el fallo fue más llenarlos demasiado que pasarme con el tiempo de cocción de la olla. A ver si la próxima se me de mejor. 


P.D: ¡¡¡¡más de 500 visitas!!!!...cuando llegue a las 1000 voy a tener que celebrarlo,aunque a juzgar por los comentarios...no sé yo si este contador va bien del todo... :D

martes, 18 de enero de 2011

DEMASIADO...

     En la calle hace frío y llueve con suavidad pero con persistencia. El abrigo se me va calando poco a poco sin que me dé cuenta, el viento me lleva de vez en cuando la capucha y la lluvia me moja el pelo. Tengo las manos ocupadas con las bolsas de la compra, así que el paraguas resulta un estorbo. Los zapatos empiezan a molestarme y la bufanda me agobia en el cuello, aunque tengo los pies y las piernas helados. También la nariz se me ha puesto roja, y tengo que parar a cada tramo para colocarme el bolso que resbala del hombro. Paso a trompicones por delante de la parada del autobús y, ya sentada en mi coche, observo que viene lleno y que los viajeros tienen que hacer hueco para que puedan entrar todos los que hacían cola fuera, unos bajo la marquesina, otros bajo la lluvia.
     Arranco y enciendo la radio, el agua cae ahora con fuerza sobre el parabrisas. La calefacción empieza a desentumecerme los pies. Aparco cerca de casa, pero no lo suficiente como para que la lluvia no haga de las suyas. Llego a casa empapada. Guardo la compra en la nevera y pongo la cafetera. Voy al cuarto de baño y me meto en la ducha. Siento el agua caliente abrirme los poros, caerme sobre los hombros con suavidad. Aspiro el olor del jabón, el champú…el olor a baño. Al salir de la ducha me pongo crema, crema con olor a baño…
     Embutida en mi bata y con el pelo mojado recogido sobre la nuca, me siento en el sofá con una taza de café y una revista. Laman al móvil, luego a la puerta, y al rato estamos preparando la cena. He comprado alcachofas de oferta, “están de temporada”, comento, y tres trozos pequeños de queso para el postre. Hace frío, pero he dejado puesta la estufa del cuarto, así que nos metemos pronto en la cama.
     Cambié las sábanas esta mañana, así que huelen a suavizante, a lavanda. Siento el tacto aterciopelado de la franela y la ligereza de las plumas sobre ella. Nos acurrucamos y entramos pronto en calor. Tenemos más de dos horas de lectura hasta media noche, y la acompañamos con una taza de leche con miel.
     No puede ser, pienso, esto no puede ser sencillamente así…no puedo tener tanto y gozar de tantas cosas por nada…sin merecerlo. No es posible que yo disfrute de tanto bienestar y tanta felicidad mientras otros apenas pueden llevarse algo a la boca. El coche, la casa, el agua caliente saliendo rauda por unos agujeros con sólo girar una manivela, las alcachofas, la placa vitrocerámica, la lavadora, la cama y sus sábanas de franela, libros, revistas, miel… !todo¡
     A veces todo a mi alrededor me parece tan increíble que me da miedo, pienso que no puede durar, que la vida no puede ser tan buena, que tiene que llegar un día en que todo se desplome.
     Cierro los ojos, quiero ser digna de tanta fortuna, quiero cerrar los ojos cada día siendo consciente de ella. 

lunes, 17 de enero de 2011

ARROZ MELOSO CON VIEIRAS

     Aunque ahora está de moda llamarlo risotto, a mí me sigue pareciendo un arroz meloso de toda la vida, porque además, en la mayoría de los restaurantes, salvo quizá en algún italiano muy auténtico, no se usa el arroz carnaroli (que, si no me equivoco, es la variedad utilizada tradicionalmente en Italia), sino un arroz bomba o similar. Y yo, como soy así de reticente con los nombrecitos que se ponen de moda para hacer las delicias y llenar la boca de todos los snobs (seguro que mucho más que el risotto en sí...jajajajajaj), pues lo seguiré llamando arroz meloso o cremoso. Además este lo preparamos con vieiras y arroz bomba valenciano.
Simplemente sofreímos las vieiras en una mezcla de aceite de oliva y mantequilla semi-salada, con tres o cuatro ajos muy picados. Se puede añadir puerro, también muy picadito y, para mi gusto, queda mas sabroso, aunque esta vez no le pusimos. 
     Por otra parte se prepara, o se calienta si se tiene preparado, un caldo de pescado suave (de cualquier pescado blanco pero sin marisco), y un cuanto los ajos empiezan a coger color (pero antes de que se doren), aunque las vieiras estén aún prácticamente crudas, se agrega el arroz y se sofríe un par de minutos para que coja calor y sabores. Entonces se empieza a echar el caldo (bien caliente), cubriendo el arroz. Los primeros cinco minutos se mantiene un fuego fuerte, para que el arroz pierda la dureza, y después de deja un fuego suave y se van agregando más cazos de caldo, a medida que éste vaya siendo absorbido por el arroz, hasta que el punto del arroz sea "un pelín" más duro que nuestro gusto. Añadimos el caldo que sea necesario para un resultado "meloso" pero no "caldoso" y apartamos del fuego. 
     El arroz adquirirá el punto exacto que queremos, mientras servimos, nos sentamos a la mesa y esperamos a poder hincarle el diente sin dejarnos la lengua como la estopa...
     Es mucho más fácil de lo que resulta explicarlo...simplemente es ir agregando el caldo poco a poco, en pequeñas dosis, en vez de echar todo de una vez, como se hace con las paellas o los arroces de ese tipo, y darle un extra de caldo final, para el punto cremoso. 
     Hay quien usa mascarpone para dar esa cremosidad, pero es un poco truco del almendruco y, si se hace poco a poco y con un buen arroz, no debería ser necesario.
     ¡¡Feliz comienzo de semana!!

jueves, 13 de enero de 2011

CABALLITAS...DE MAR!!!


Empezamos pronto este año con los verdeles... Así como a la rebajas hay que ir con las ideas perfectamente claras y preconcebidas para no salir con tropecientas cosas innecesarias que quizá no te pongas nunca...a la pescadería hay que ir sin ideas fijas. Con que yo salí contentísima ayer de las rebajas, con mis vestidos super ganga y ánimo cocinero. Después de tanto festín, quería darle un respiro a mi estómago, así que me fui a la pescadería pensando en lenguados, merluzas y rapes...pero salí con media docena de verdeles, una palometa y un kilo de txipirones. La palometa fue un flechazo; la vi e, inmediatamente, mis ojos hicieron "chick-chick", pero no con el símbolo del dolar, sino con tomate casero de verdurita. Qué rica me salío, y hoy, el tomate sobrante, con arroz y huevo...mmmmmmmm...

Total, que vi las caballas de lejos y pensé...un poco pronto, no estarán buenas...pero me acerqué y no pude resistirlo. Estaban caras para lo que son las caballas, más de cuatro euros el kilo, pero brillaban tanto que parecía que me llamaba... "escabéchanooooossss, escabéchanooossssss" Y claro, les hice caso...
Yo preparo un escabeche ligerito de vinagre, y me gusta ponerle mucha verdura, laurel, ramas de tomillo y romero, bolas de pimientas de colores...lo que pillo vamos.
 Esta vez he usado una cebolla y media picada en tiras, un puerro, dos pimientos verdes, un trozo de calabacín y dos zanahorias. Todo eso lo dejo pochar a fuego medio en 6 vasos pequeños de vino (los de chato) de aceite de oliva, y cuando está toda la verdura hecha, agrego un vaso y medio de vinagre (de vino blanco o de sidra) y entonces sumerjo los verdeles y los dejo 10-12 minutos. Como no voy a embotarlos todos (suerte si llega alguno al bote...jajajajaj), los he hecho en el mismo aceite en dos veces, primero tres y luego otros tres, porque no necesitaré demasiado aceite para la conserva.
Mientras se enfriaban me he ido al súper a por pinienta en grano para mi nuevo molinillo (lo dejo para otra entrada) y no he podido soportar el olor a baguete calentita...así que he cogido una y bocadillo de caballa al canto para merendar.
Parece que están nadando en la cacerola...jajajaja!!!! Qué bonitas que son, me encanta el dibujo y el color azul verdoso plateado de su piel. Yo les quito la cabeza y les limpio todo lo que puedo la parte de la tripa debajo del chorro del frigo. Hay quien las hace filetes antes de cocinarlas, pero a mí me parece muchísimo más fácil echarlas enteras y desespinarlas una vez se han enfriado.
Así es como quedan, se les saca la espina central muy fácilmente, y el resto pues a mano y con paciencia, aunque si son para embotar, el escabeche deshace gran parte de las espinas pequeñas. Los botes los hago mañana, que hoy ya he puesto bastante perdida la cocina...

martes, 11 de enero de 2011

AÑO NUEVO DE PEGO

     Siempre lo he dicho y, de momento, y a pesar de no estar ya imbuida por la dinámica académica, lo mantengo: el año nuevo no pinta nada en Enero, debería celebrarse cuando realmente acontece, es decir, en Septiembre.
     El fin del verano es lo que verdaderamente marca un cambio, tanto fisiológica como socialmente, hasta el cuerpo parece estar preparado para un cambio de alimentación (típica dieta postvacacional) y la mente se abre a nuevos proyectos. ¿Ocurre esto en Enero?
     Pues a mí, personalmente no. En Enero uno no puede decidir estudiar una carrera, por mucho que esté entre los clásicos propósitos de año nuevo. Bueno, decidirlo, lo puede uno decidir, pero hasta que pueda matricularse y comenzar el curso, tal propósito puede haber pasado a mejor vida…y algo parecido ocurre con dietas, ejercicio…la cercanía de la primavera es un aliciente engañoso…la pérdida de kilos para la llegada del verano, suele estancarse con barbacoas, helados, pic-nics y demás, y un propósito realmente firme en cuanto a alimentación y deporte, ha de pasar por la prueba de fuego de la Navidad, para afianzarse de manera verdaderamente contundente y esperanzadora. Lo demás…baratillo del año nuevo de pego que es el primero de Enero…

    Pero bueno, que si celebrar la noche vieja, tomar las uvas y esas cosas, le sirve a alguien para sentirse renovado y con fuerzas y ganas de acometer nuevos retos y proyectos, pues bien por ellos, y que las torrijas (a las que llegaremos con bastante desesperación, tal como pinta este año el calendario) y el calor estival no les jueguen malas pasadas.
     Yo, como paso un poco del año nuevo éste de pego y mi mente y mi cuerpo siguen contando los años de Septiembre a Agosto y no de Enero a Diciembre, no voy a soltar una lista de propósitos, aunque está claro que la dieta postnavideña caerá sí o sí, dadas las circunstancias…así que como despedida, el estreno de uno de mis regalos. La verdad es que al principio no me fiaba mucho de la capacidad de una llama de vela para derretir y mantener caliente el chocolate...pero resulta tan eficaz como un quemador de alcohol, e infinitamente menos engorroso. Yo usé chocolate de cobertura con una nuez de mantequilla, medio vaso de agua tibia y un lingotazo de amareto...mmmmm..buenísimo!!!!

domingo, 9 de enero de 2011

BORRÓN Y “CUENTA” NUEVA.

     Ojalá; ojalá se pudiera hacer borrón y abrirse una “cuenta” nueva…sin números rojos, sin deudas, sin pagos aplazados, sin intereses pendientes, sin cuotas de créditos, visas, etc. … y con ingresos fijos el primero de cada mes. Seguro que muchos se lo han pedido a los reyes, pero a pesar de lo buenos que hemos sido…no se han estirado…
Yo no me voy a posicionar con los del bando “quejicoso”, motivos tendría sobrados, pero también para lo contrario, así que puestos a elegir, porque al final es más bien cosa de eso, prefiero estar siempre entre los agradecidos. Tengo una máquina de pastas que al principio pareció un timo pero que ahora va muy bien, un kit chocolatero para hacer fondues con frutas, alguna pintureta nueva, un llavero rapaz y un par de libros, además de unos cuantos aurelios contantes y sonantes, dispuestos a arrasar en las rebajas para dejarme divina en los cuatro pedazo de eventos bodiles que me depara 2011 (de momento…). 
Lo que no me han traído los reyes, ni el Olentzero, ni papá Noel , ni Rita la cantaora…es un trabajo, y mira que es lo único que de verdad pedí, pero las listas de interinos siguen inamovibles, y mis currículums deben ser poco llamativos en las pilas que se acumulan en todos los departamentos de personal y agencias de trabajo temporal del país y parte del extranjero… c´est la viè!